domingo, 20 de octubre de 2013

Sola en casa.


 (Si no te importa, me gustaría que pusieras la canción de abajo antes de empezar a leer. Gacias).

    Cuando tenía cuatro años, mi madre siempre me decía que bailaba igual que Michael Jackson, yo me lo creía y eso me motivaba a seguir haciéndolo. 

Más adelante, cuando cumplí los siete años, pasaba los días con mi vecina, Patricia. Ella y yo éramos como uña y carne, nos dedicábamos a inventar coreografías y enseñárselas luego a nuestros padres. Bailábamos desde High School Musical hasta Reggeaton.

Y unos años después, buscando nada en especial por Internet, me volví a topar con el baile. Pensé atreverme pero me daba vergüenza, hasta que pensé en cuántas ganas tenía y lo hice.

No intento obligar a bailar a nadie, ni mucho menos a convertiros en bailarines profesionales, pero... ¿Y si estás solo en casa y puedes poner la música al máximo volumen? ¿realmente no te entran ganas de levantarte?

Puedes haber tenido una pelea con tu pareja, puedes haber suspendido un examen, pueden haberte despedido... Y tú, puedes levantarte de esa silla delante del ordenador, terminar de subir el volumen y ponerte de pie. No tiene por qué darte vergüenza, ahora mismo estáis solos tú y la música en casa.

Te prometo, que el baile, justo en ese momento, segundos después de haberte levantado de esa silla, mostrará tus sentimientos en el más puro estado, y conseguirá sacarlos fuera, donde hay aire fresco, donde no importa quién seas, qué te haya pasado o qué hayas hecho. 

Ballet, Contemporáneo, Hip Hop, Flamenco... ¿Qué mas da?, hará que consigas deshacerte durante esos segundos, minutos, o incluso horas del miedo, y de los problemas que más te asustan.

Personalmente, desde aquí, quiero dar las gracias al baile, no solo por lo que es, también por lo que me hace ser.


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Ésta es una canción compuesta por Brian Crain, llamada Wind, publicada en 2012 en la que hace un dueto de piano y violín. 
Espero que te guste. 
    
                                                                    Ana Vázquez Rull



Los coches

 Los coches suelen ser vistos como máquinas que están programadas para transportar a una o a un grupo de personas hacia un destino, todo ello con la ayuda de un conductor, ya que hasta ahora no existen coches a la venta que se manejen por si solos, pero todo a su tiempo, en un futuro no muy lejano existirán y seguro que nos hartaremos de ellos.

Desde mi perspectiva un coche, aparte de ser una máquina, aporta sentimientos, experiencias nunca vividas y sobre todo une a amigos y familiares. Y es verdad, porque ¿cuántas veces has puesto la radio, has empezado a cantar y luego te ha seguido el acompañante que iba contigo o ha habido un trafico de mil narices y has empezado ha hablar del problema que tuviste ayer con la otra persona?.

También aporta nostalgia cuando te tienes que deshacer de ellos y te paras a pensar todo lo que has vivido dentro de ese habitáculo, como por ejemplo el primer día que adquiriste el coche con tanta ilusión y con tanta felicidad, tras tanto tiempo de trabajo y esfuerzo.

Tras unos meses transcurridos no le damos tanta importancia como al principio, ya que nos damos cuenta de que es una costumbre para ir al trabajo o llevar a tus hijos al colegio.

En casi todas las culturas tanto el hombre como la mujer pueden conducir, menos en el Islam, ya que no tienen permitido que ellas conduzcan, aunque están luchando por ese derecho. La verdad es que me parece muy inmoral y machista. ¿Por qué pueden conducir los hombres y las mujeres no? ¿A caso ellos son mejores que ellas?

La ética tiene mucho que ver con los coches, como por ejemplo el tema de los coches autónomos, ya que hay muchas personas que no les gusta conducir y les cansa mucho, entonces seria algo beneficioso, además abría menos muertes en las carreteras. En mi opinión los coches cada vez son más éticos, ya que las marcas cada vez apuestan mas por los coches que no tengan que quemar gasolina, y además que sean lo mas seguro para el conductor y los que les acompañan.

  


En este spot publicitario podemos apreciar lo que podría llegar a hacer una persona por un coche. Digo esto porque el hombre iba a realizar un  pacto con el demonio para obtener el automóvil que siempre había buscado, que supuestamente le abriría todas las puertas de sus sueños.

Por Jose Enrique López

JOHN Q

John Q es una película hecha en el año 2002, en la que el hijo de John Q. Mike, con tan sólo 9 años, sufre un desfallecimiento jugando a un partido de béisbol. Cuando le ve el médico, le dice que necesita un trasplante de corazón urgentemente, pero debido a su bajo nivel de vida y el poquísimo dinero que tienen , no tienen suficiente para el trasplante, y eso es algo que no me parece ético, que la sanidad en EEUU sea privada, ya que no todo el mundo tiene dinero suficiente para un recurso principal como es la sanidad.
En la película, John intenta conseguir dinero para la operación, pero no es suficiente, y su hijo está en las últimas. Su mujer le pide ayuda, y le dice que haga algo rápidamente. A John se le ocurrió que una buena idea sería asaltar el hospital en el que estaba su hijo, y eso hizo, cerró todas las puertas y le dijo a la policía que o hacía el trasplante a su hijo, o mataba a los rehenes. Esto no me parece ético, pero en parte si, ya que está haciendo una mala acción que es poner en peligro a personas inocentes, pero también es verdad, que todo esto lo estaba haciendo por su hijo, y porque lo quiere muchísimo.
Ya que no le querían dar ningún corazón para trasplantar, decidió quitarse la vida , para dársela a su hijo, pero en el último momento, le dicen que hay un corazón para darle. Cuando se iba a suicidar, tuvo que meter las balas en la pistola, así que el no había intentado asesinar a nadie. La mayoría de los hechos de esta película me parecen éticos, ya que todo está hecho para darle la vida a su hijo, y también para luchar por una sanidad pública.

Por Luis Sanz

viernes, 18 de octubre de 2013

EL ÁRBOL

En primer lugar, quiero decir que he elegido este vídeo para mi primer crédito porque en tiempos como éstos, en los que todos buscamos únicamente el beneficio personal, es cuando verdaderamente hace falta aprender sobre el trabajo en equipo. 

Encontré este clip en youtube, tras varios clicks aquí y allá, y tuve la corazonada de que no me sería indiferente. Se trata del cortometraje ''The Tree" (el árbol), dirigido por Milind Dhaimade, de origen hindú, dentro de la campaña Lead India. Esta campaña publicitaria, creada para celebrar 60º aniversario de la Independencia en 2007, fue una iniciativa tomada por "The Times of India", el periódico en lengua inglesa más leído en India.



"La idea del comercial es que la mayoría de la gente en La India es consciente de los problemas económicos, políticos y sociales pero nadie quiere hacer nada al respecto. La gente prefiere quejarse en lugar de actuar".



Sin duda, el árbol es una metáfora que elude a los problemas que India está afrontando, pero yo me atrevo a aventurar que el cortometraje no va dirigido únicamente a los ciudadanos de ese país. Creo que hace referencia a cada problema que nos encontramos en nuestras vidas, más grande o más pequeño; un problema que ha ido creciendo más y más y se ha derrumbado por su propio peso, como árbol que nadie ha sabido cortar a tiempo, desde la raíz.

Obviamente no podemos limpiar de un día a otro las manchas de nuestros antepasados o las nuestras propias; pero, sin embargo, si trabajamos juntos para mejorar el conflicto, conseguiremos enmendar los errores cometidos. El problema es que actuamos como los adultos del vídeo: discutiendo y sin escuchar a los demás. Y es que la gente mayor siempre está tan ocupada en demostrar que lo que piensa es lo correcto que los jóvenes no oímos más que un barullo de quejas que bullen de aquí y de allí y que lejos quedan de una actitud de cambio. Quiero decir, todos sabemos quejarnos de cosas obvias (por ejemplo, de la pésima situación económica), pero la mayoría elije echarse la culpa los unos a los otros en vez de buscar soluciones. Si vemos un debate PP-PSOE en la televisión, se resume en cómo el representante de un partido le echa cosas en cara al otro y viceversa y, si seguimos en este plan, las cosas no van a cambiar. Los problemas no se arreglan profiriendo insultos y apretando el claxon desde el interior de tu coche, sino saliendo de éste para plantar cara al problema.

Creo que otro de nuestros grandes problemas es que tendemos a no tomar en serio a todo librepensador. El protagonista del vídeo al principio era objeto de la risa colectiva; había incluso gente que le grababa, como si fuese un animal de circo. Nadie le tomaba en serio. Sin embargo, la decisión y la constancia del niño eran contagiosas, y los ciudadanos, sin pensárselo dos veces, se apresuraron a unirse a su causa. No debemos tomar por estupidez una pequeña idea, porque son éstas las que dan lugar a grandes cambios. No hay lugar para la vergüenza o el "qué dirán" cuando se está produciendo un cambio: al igual que los personajes del cortometraje, debemos luchar todos juntos por lo que creemos que es justo; al fin y al cabo, ¿no se basa en eso la ética? ¿no se basa en tener unos ideales y actuar en consecuencia? ¿en defender lo que es bueno y justo? ¿en tener en cuenta al prójimo? 
Todos podemos ser el Héctor que luchó hasta la muerte por defender su patria, Troya. Pero es imposible hacerlo solos.

Solo si trabajamos en equipo, ignorando religiones, clases sociales, empleos, ideales políticos, edades y razas, podremos alcanzar nuestros objetivos, sean cuales sean. Será complicado, no lo dudo. Seguramente sintamos ganas de dejarnos caer al suelo, abatidos, y de desistir. De dejar de empujar el mohoso y viejo tronco que simboliza nuestros mayores problemas, los que no nos dejan vivir y nos matan por dentro poquito a poco. Es también muy probable que tropecemos una, dos, tres o veinte mil veces. Pero debemos pensar en lo que nos espera tras el sacrificio: el fin de la tormenta, la salida del sol, vía libre para hacer la vida que queremos y, sobre todo, un nuevo aire de solidaridad y apoyo que unirá todos nuestros corazones y los hará latir al mismo son.


"Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas".

Madre Teresa de Calculta

Por Marina León