domingo, 17 de noviembre de 2013

La obsolescencia programada


La obsolescencia programada se da cuando el fabricante de un producto hace que dicho producto se rompa o se estropee antes de un tiempo determinado, que es el fin de la garantía. Esto en parte me parece ético porque si un producto dura para siempre, no lo vuelves a comprar, la empresa no produce y por lo tanto se queda sin dinero y sin trabajo. Por otra parte no me parece ético ya que están abusando de ello, haciendo que los productos se rompan mucho antes de tiempo. Yo creo que lo más ético sería el no ponerle una fecha de caducidad al producto, pero tampoco intentar que dure todo lo posible, sino un punto intermedio.
Un claro ejemplo de obsolescencia programada es el de las bombillas, cuando en 1901 se creó la bombilla con más duración de la historia, que dura hasta nuestros días.
Otro ejemplo es el de los ipods, que antes, cuando el ipod llegaba a la fecha del fin de garantía la batería dejaba de funcionar. Esto ocurrió hasta que una pareja denunció a Apple e hicieron que la batería durase más tiempo.
La obsolescencia programada también tiene influencia en el medio ambiente debido a que una gran parte de los productos electrónicos que dejan de funcionar y tiramos, se acumulan en países africanos como Ghana. Esto no me parece nada ético ya que habría que buscar alguna manera de poder reciclar esos productos que desechamos.

Por Luis Sanz

Tres días son suficientes.




  Si he esperado a publicar esto hoy, es porque sabía que tendría razones para hablar de estos últimos tres días.
Tetuán no se parece demasiado a Sevilla, pero prefiero generalizar un poco más.
Hablando con uno de mis profesores me di cuenta de lo diferente que puede llegar a ser un sitio que está en frente del otro, a nada mas que 14 Kilómetros.
En marruecos la homosexualidad esta totalmente prohibida, meten en la cárcel a cualquier persona que lo muestre.
También el machismo es muy abundante en este país, y las mujeres no tiene derechos ni a la mitad de cosas que los hombres.
Nosotros solemos quejarnos... No nos ha tocado la lotería esta vez, no quedan entradas para el concierto de tu grupo favorito, o hoy hay de comer lentejas.
Espero que cambiemos cosas como estas y que poco a poco las diferencias se vayan minimizando hasta el máximo.  

Por Ana Vázquez

Donde acaba el piropo y comienza el machismo.


"El hombre no es más que lo que la educación hace de él".

Kant.


Tras un impresionante viaje a Marruecos en abril, el día 14 de noviembre me embarqué para volver al país del desierto, las callejuelas y las medinas. Mis ganas de volver eran enormes, no podía esperar para llegar al colegio de Tetuán y conocer a los alumnos. Allí se respira un aire diferente, la atmósfera se torna mágica.

Recuerdo que la primera vez que fui hubo una sola cosa (aparte de no poder beber el agua del grifo) que llevé mal: el machismo. Al principio, cuando un chico de mi edad o un poco más mayor me miraba o me decía en un español chapucero “Hola, guapa” me sentía halagada, como es normal. Quiero decir, ¿a quién, sea hombre o mujer, no le gusta que le digan esas cosas? ¿Qué tiene un piropo de inmoral?

Pero, a medida que íbamos avanzando por las calles de las distintas ciudades del país, iba conociendo un ambiente desagradable y enfermizo. Por todos lados había hombres mayores que te miraban de arriba abajo con una expresión chabacana y te invitaban de malas maneras a irte con ellos. En los cafés y bares, los marroquíes se sentaban de frente a la calle para poder escrutar cómodamente los pechos y culos ajenos mientras degustaban su comida. ¿Con qué derecho me intimidaban mientras hacía un viaje de estudios? ¿Por qué, si sabían que me estaban haciendo sentir incómoda, no paraban? ¿Por qué tenía una niña de entonces 14 años que pagar la falta de educación ajena?

Caminar por las calles había pasado a ser una pesadilla. Constantemente procuraba ocultarme tras mis amigos chicos y llevar ropa ancha para no sentirme observada. Pero, un día, me pregunté: ¿por qué me tengo que esconder? ¿Acaso estoy haciendo algo malo? ¡Nada en absoluto! Siempre estaba el típico imbécil que decía: “hombre, si vas con esos pantalones marcando culo es normal que te miren”… ¡Vaya inmoralidad! Ahora me entero de que tenemos que vestirnos para no ser miradas, como si los hombres fueran animales irracionales que no pueden controlar su lascivia.

Durante el segundo viaje, para mi sorpresa, me había acostumbrado ya a que los marroquíes me miraran como cerdos. Cuando me paré a pensarlo, me di cuenta de cuan machista era ese gesto. Parecía que la solución al burdo y asqueroso comportamiento de los hombres en aquel país era acostumbrarse y callarse, cuando lo único que se puede hacer es plantar cara al problema. Desgraciadamente, no tenía ni idea de cómo hacerlo. El gesto de escupir en la cara al hombre en cuestión hubiera sido claro, directo y habría entendido al instante que no quería que me mirase, pero me definiría dentro del grupo de animales irracionales que no pueden controlarse, justo como el hombre en cuestión. 

Seguramente algún machista leerá esta entrada y hará el siguiente comentario: “lo que hay que leer, una niñata de quince años quejándose porque le han mirado el culo en una excursión”. A este individuo le voy a pedir que vea este spot contra la violencia de género del programa argentino “Duro de domar”, emitido en Buenos Aires:


"Imagina esto todos los días desde que tenias 11 años. Ahora imagina que no son todas mujeres lindas o de tu edad. Sino señoras grandes, nenas o abuelas. Ahora sumále que no vivimos en una sociedad machista desde siempre, sino hembrista. Sumále que no podías votar, que no eras una persona (sino una cosa), que no podías trabajar, que servías para limpiar la casa, que servías para cuidar hijos y que tu mujer use y abuse de vos. Que te podían pegar y maltratar, y te lo merecías por hombre".


Cuando se ponga en la piel de todas las mujeres del mundo que han vivido el machismo en primera persona, vuelva a hablar conmigo. 

PD: Que conste que no he querido generalizar al pueblo marroquí, pues durante el viaje conocí a muchos hombres buenos, respetuosos y que me trataron de maravilla. Esta entrada va dirigida a todo hombre exento de educación.

Por Marina León

Las consolas

Las consolas son objetos de entretenimiento que cada vez están mas presentes en nuestros hogares, y sobre todo si tenemos algún niño/a. Suelen ser utilizadas para pasar el tiempo libre, aunque muchas personas han encontrado en ellas un sistema de como ganarse la vida. Por ejemplo colgando vídeos en youtube sobre las partidas que han jugado o de probador de videojuegos.

Cada vez se esta haciendo mas popular colgar vídeos sobre videojuegos, en parte esta bien  porque puedes ganar mucho dinero, pero hay chavales que dejan los estudios para dedicarse a esta “profesión” donde al principio se trata de coger experiencia llevándote horas tras horas delante de una pantalla, y al final muchos terminan por dejarlo porque no han conseguido lo que se proponían, y han tirado uno o dos años de su vida.

En España, por lo que me he estado informando, hay dos youtubers (son las personas que suben vídeos a youtube) muy famosos. El primero es El Rubius que suele subir grabaciones sobre juegos para el ordenador. Cotiza alrededor de 500 euros al día. El segundo es The Willyrex, este suele subir grabaciones sobre juego para la xbox 360 y cotiza alrededor de 310 euros al día. Mientras personas con estudios se llevan ocho horas o mas, de lunes a viernes trabajando, estas personas con hacer dos videos a la semana de mas o menos 20 minutos pueden cuadruplicar los ingresos de un ingeniero. Me parece inmoral que cobren tanto, al igual que los futbolistas, porque lo que crean las empresas como youtube es que los chavales dejen los estudios, ademas empresas como esta no creo que vayan a sacarnos de la crisis ni que tampoco evolucionemos en la medicina.

Desde mi punto de vista la parte moral sería que en ese mundillo de las consolas se conoce a mucha gente y además se puede llegar a ganar grandes sumas de dinero. Pero la parte inmoral es que los videojuegos son como dice mi abuela, una droga, ya que hace que te enganches, y además que no sepas cuando terminar de jugar.


Mi opinión es que las consolas se pueden utilizar, pero eso si, siempre con precaución y responsabilidad.

Por Jose Enrique